Conversaciones sobre el agua
Capítulo VI
Biodiversidad costera vs. objetivos económicos (1ra parte)
Un prestigioso biólogo marino, el doctor Rodolfo Claro Madruga, alerta sobre el mal
manejo del agua y sus nefastas consecuencias en Cuba los próximos años
Entre las pautas de conducta
que limitan el desarrollo de
una conciencia medioambien-
tal predominan las imposicio-
nes económicas. En especial
donde se persiguen objetivos
económicos a corto plazo, se
descuidan las relaciones de-
pendientes entre el “homo
oeconomicus” y su entorno.
De la interacción entre las
masas de agua en la zona cos-
tera -aguas interiores, costeras
y marinas, pluviales y efluen-
tes residuales-, depende no
solo el desarrollo de diversos
sectores económicos: la pesca,
agricultura, turismo, energía y
transporte, por citar algunos,
sino que decide sobre la reser-
va de agua dulce del país.
Efectos como la intrusión ma-
rina y el manejo inadecuado
de los recursos hídricos, han
incrementado la salinidad de
los suelos desde el siglo pasa-
do, inutilizando extensas áreas
del ecosistema cubano. Acerca
de las incidencias económicas
contraídas dada la degrada-
ción de la biodiversidad coste-
ra y marina, dialogamos con
el Dr. Rodolfo Claro, fuerza
motor de las investigaciones
en esta especialidad
-Los suelos afectados por
la salinidad se extienden a
más de un millón de hectá-
reas, ¿cómo se manifiestan
en la práctica los procesos
de intrusión salina?
-Existen dos tópicos funda-
mentales: uno es la intrusión
salina que está ocurriendo en
diversas zonas del país, in-
fluenciada, de una parte, por
el represamiento de las aguas
fluviales y la deforestación;
por otra, la erosión costera
y las actividades antrópicas
como la tala indiscrimina-
da de manglares seguida de
las construcciones costeras,
causantes de inundaciones y
grandes cambios en la línea
de costas.
Por ejemplo, al sur de La
Habana –costas del Golfo de
Batabanó y Ensenada de la
Broa-, que es una zona pan-
tanosa, bordeada de mangla-
res, la erosión costera causó un
retroceso de la línea de costas
entre 30 y 90 m, en las últi-
mas 5-6 décadas. La primera
franja protectora del mangle
rojo (principal protector de la
costa en la zona) quedó elimi-
nada, la Playa Mayabeque
dejó de existir, se destruyó el
vial Surgidero de Batabanó a
Mayabeque y se agudizaron
las penetraciones del mar du-
rante las tormentas.
En esa área fueron construi-
das en la década del 70 unas
cabañitas de hormigón con
fines recreativos, embrión del
futuro Campismo Popular, y
ahora están sus restos bajo el
agua, es decir, que el mar ha
cobrado casi dos metros por
año y sigue avanzando. Con el
incremento de las tormentas y
el reforzamiento de los “sures”
a consecuencias del cambio
climático, aumenta la acción
del oleaje que, a su vez, acele-
ra su frecuencia con la subida
del nivel del mar trabajando
a un nivel mayor de inten-
sidad, hecho agravante que
continúa devorando la costa.
Ese es un problema serio.
-¿Y qué sucede con las
aguas subterráneas en las
cercanías de la zona?
-En esta cuenca se encuen-
tra uno de los acuíferos más
potentes del país, se observa
intrusión salina a causa de
penetraciones del mar, más la
extracción excesiva de aguas
subterráneas para operacio-
nes de irrigación.
En otras regiones existe ins-
trusión salina, ya sea porque
el suelo es calizo, o favorecido
por el represamiento. Así suce-
de en la Cuenca del Cauto: la
salinización llega varios kiló-
metros tierra adentro; donde
hace veinte años hubo ex-
tensos terrenos de cultivo hoy
están subutilizados debido a
la contaminación salina, a lo
cual se suman otros factores
antrópicos.
-¿Cuáles son las causas
plausibles de la contamina-
ción salina?
-Cuba es un país muy largo y
estrecho. El agua cae y fluye
hacia una de las dos lade-
ras muy rápido –existe un
parteaguas. Esto condujo a
represar el agua a principios
de la Revolución. El represa-
miento tiene dos efectos: uno
es conservar el agua para la
agricultura, la ganadería y el
consumo de la población, y el
otro deviene efecto negativo
sobre la zona costera.
Las aguas costeras requieren
determinado aporte de aguas
dulces. Cuando falta esta últi-
ma aumenta la salinidad de
las aguas marinas. En tales
condiciones muchos organis-
mos perecen o emigran, ocu-
rriendo grandes transforma-
ciones en toda la línea costera.
El represamiento en la zona
referida (Cauto) ha influido
en la escasez de agua dulce en
la zona costera, contribuyen-
do a la intrusión salina más
grave de Cuba.
-La construcción de obras
hidráulicas, entre ellas re-
presas, canales magistrales
y pozos, ¿inducen también
la salinización de los suelos?
-Sucede que cuando hay
grandes sequías disminu-
ye aún más el caudal de las
aguas dulces hacia el mar y
entonces retrocede la masa
de aguas subterráneas de la
zona costera. Como conse-
cuencia, penetra el agua del
mar, y aunque posteriormen-
te caigan intensas lluvias, ya
ese suelo está contaminado. A
través de la estructura cárstica
de los suelos se propaga la sali-
nidad a grandes distancias; así
existen hoy muchas regiones
donde antes el agua era pota-
ble y ahora es salina. Holguín
es un caso típico: existen allí
zonas pantanosas donde en la
actualidad el manto freático
se está contaminando con las
aguas saladas.
-Ahora se trabaja en el ca-
nal magistral que debe con-
ducir el agua desde el río
Cauto (parte del transvase
este-oeste) para abastecer
la región holguinera y ali-
viar la situación emergente.
¿Resulta sostenible esta so-
lución?
-El Cauto ya no cubre las ne-
cesidades de la cuenca, no al-
canza. Esta solución aumenta
el riesgo de intrusión marina
en el delta del río, es decir, en
la costa sur.
-¿Existen posibilidades de
contrarrestar el efecto?
-Es muy difícil, quizás con un
manejo adecuado de la cuen-
ca, pueda dar resultado. Se
elabora un proyecto Interins-
titucional en el cual participa
nuestro instituto y tal vez se
pueda implementar. Una pri-
mera etapa estudia la situa-
ción de intrusión salina en la
cuenca del Cauto, en general
todas las lagunas costeras que
bordean los Golfos de Guaca-
nayabo y Ana María; se trata
de zonas estuarinas que ac-
tualmente tienen muy alta
salinidad, ecosistemas en los
cuales durante el período de
lluvia la salinidad baja, y en la
época de seca sube, debiendo
mantenerse muy inferior a la
salinidad oceánica (36 ppm).
Actualmente estos ecosiste-
mas son hipersalinos, alcan-
zando una salinidad cercana
y a veces superior a los valores
oceánicos.
-Y ese efecto transforma
todo el ecosistema...
-Naturalmente, los organismos
no sobreviven ante las nuevas
condiciones. En Cuba se llegó
a extraer más de 6 000 tone-
ladas anuales de camarones, y
recientemente hubo que sus-
pender la pesca. El camarón
era el segundo recurso pes-
quero después de la langos-
ta; se reproduce y cría en las
lagunas costeras de las áreas
límites entre la tierra y el mar.
La salinidad hoy es muy alta
para las etapas juveniles del
camarón y de muchas especies
de peces, lo cual se agrava por
el hecho de que las lagunas
que abundan en esta zona se
han ido contaminando. A me-
dida que disminuye el flujo del
agua, se concentran los conta-
minantes y aumenta el asol-
vamiento, o sea, las lagunas
se van cubriendo de plantas
y sedimentos, deteriorándose
el hábitat.
Por este motivo las pobla-
ciones de camarones fueron
disminuyendo a pesar de que
el recurso se manejaba de
manera adecuada. Existía un
sistema de rotación de pesca,
vedas, tallas mínimas legales
y toda una serie de regula-
ciones que en otros países no
se establecen, sin embargo, la
población de camarones ha
ido mermando.
-Hablemos sobre otras fuen-
tes de contaminación de las
aguas costeras...
-Los problemas de contami-
nación de las aguas marinas
en Cuba son severos. Es una
situación real que existe y
afecta a todo el mundo, ló-
gicamente a nuestras costas
también.
Nos golpean varios factores:
uno es el bloqueo económico
y la falta de recursos para el
tratamiento de residuales,
consumado por nuestros pro-
blemas objetivos como la in-
suficiente educación ambien-
tal y de conciencia en cuanto
a los asuntos del entorno. Hoy
cualquier industria vierte sus
residuales sin valorar las con-
secuencias. Tenemos buenas
leyes que regulan estas activi-
dades pero no siempre se apli-
can, los niveles de exigencia y
vigilancia son bajos.
Existen cosas elementales: una
industria tiene obligatoria-
mente que disponer de una
planta de tratamiento y des-
pués monitorear lo que vierte
la planta.
Las viejas industrias conducen
sus residuos directamente ha-
cia el mar por canales y ríos.
Esto fue objeto de análisis
hace muchos años; participé
en comisiones para inspeccio-
nes en los centrales azucareros,
detectando la disyuntiva de
grandes inversiones que dieran
solución a la problemática.
En Cuba casi todas las indus-
Doctor Rodolfo Claro Madruga,
Investigador Titular del Instituto de Oceanología,
donde ocupó el cargo de Director durante más
de una década. Nacido en Matanzas el 9 de
junio de 1939, graduado de Biología Marina en
la Universidad Lomonosov, en Moscú. Recono-
cido científico y autor de la obra “La Biodiver-
sidad Marina de Cuba”, adicionada a más de
cien publicaciones sobre los recursos marinos
y biodiversidad. Miembro de la Comisión Cu-
bana de la International Union of Biologi-
cal Sciences. Medalla Carlos J. Finlay, Mención
Felipe Poey y Premio Nacional de la Aca-
demia de Ciencias de Cuba en dos ocasiones.
Texto y Fotos: Sonia Bueno
bueno.sonia@googlemail.com